Donación de óvulos o semen ¿Se lo explico a mi hijo?

Cuando una pareja debe decidir si quiere conseguir un embarazo a través de la donación de óvulos o de semen, surgen muchas dudas. 

Es habitual que se ofrezca una visita con la psicóloga experta en fertilidad para poder hablar de manera sincera y reflexiva de los miedos y dudas que aparecen tras conocer que este es el camino que debemos transitar. 

¿Cuándo hay que cambiar de gameto?

En el caso de los hombres, el motivo principal para usar semen de donante es cuando tras el estudio de esterilidad se ha hallado una AZOOSPERMIA (no hay espermatozoides en la muestra seminal) y que ésta no se puede resolver tras tratamiento. 

En el caso de las mujeres, se recurre a la ovodonación cuando la calidad ovárica ha empeorado, generalmente como consecuencia de la edad, o si aparece una menopausia precoz. 

Otro escenario que podría conducir al cambio de gametos serían las alteraciones genéticas que se pueden heredar o los fallos repetidos de fecundación in vitro. 

El duelo genético

Es frecuente que la parte de la pareja que tiene que renunciar a su continuidad genética necesite ayuda para asumirlo. 

Hay que recomendar una reflexión profunda para poder entender y aceptar el cambio que supondrá en nuestra vida esta toma de decisión. 

Existen grupos de apoyo específicos para transitar de manera más positiva por el llamado duelo genético.

Es importante conocer las últimas publicaciones sobre las evidencias científicas en las que descubrimos que las madres y los padres que recurren a estas técnicas de reproducción, se vinculan con sus hijos sin problemas.

La carga genética no determina como se sentirá, pensará o qué valores tendrá un hijo. 

¿Se lo explico a mi hijo?

Los hijos concebidos mediante donación de óvulos o semen no tienen peores resultados de salud emocional, sobre todo aquellos a quienes sus padres les explicaron su ascendencia a una edad temprana. 

Se recomienda, que si se quiere explicar la situación, se haga a través de un cuento o una analogía, entre los 3 y los 8 años, y que la información se transmita de manera continua, respondiendo con sinceridad a las preguntas del niño. 

Si se ha explicado a algún familiar o amigo el proceso que se ha realizado, es posible que el niño lo descubra de manera accidental y esto si que les puede ocasionar efectos negativos en su relación familiar y alteraciones psicológicas. 

Te recomiendo que acudas a un profesional para poder tomar tu decisión con la máxima información. 

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